Moldeado al vacío

El moldeo por vacío, a veces llamado formado por vacío, es un proceso de moldeo sencillo que utiliza la presión del vacío para forzar una lámina de plástico calentada y estirada sobre un molde de una sola superficie. El plástico se calienta a una temperatura de formado y la succión mantiene la lámina de plástico contra el molde hasta conseguir la forma deseada. Los componentes moldeados al vacío son preferibles a las complejas láminas metálicas, a la fibra de vidrio o al moldeo por inyección de plástico para quioscos, cajeros automáticos, equipos de imagen médica, cubiertas de motor o revestimientos interiores y componentes de asientos de trenes.

Existe una amplia gama de patrones posibles en el moldeo por vacío. La madera es el molde más común para el moldeo por vacío, principalmente por su asequibilidad y su libertad para realizar cambios de diseño. Los objetos reciclados también pueden convertirse en moldes por su sostenibilidad. Aunque son costosos, los moldes de aluminio pueden acelerar el proceso de fabricación por su eficacia con las piezas de poca profundidad. Los moldes de composite son más asequibles que los de aluminio fundido o mecanizado y ofrecen una durabilidad fiable a la vez que producen piezas de alta calidad. Los materiales más adecuados para el moldeo por vacío son los termoplásticos, mientras que el más común y adaptable es la lámina de poliestireno de alto impacto (HIPS). El acrílico es un material adecuado para el moldeo por vacío, utilizado por su transparencia, en aplicaciones como la aeroespacial, por ejemplo, con los toldos de las ventanas de las cabinas.

Las operaciones de acabado son necesarias para transformar el producto en un estado adecuado. Entre los métodos de acabado más comunes se encuentran el guillotinado, el taladrado, el corte con rodillo, el corte con prensa y el corte con máquina de control numérico (CNC).